No planeamos nada. Ni una cita, ni un después, ni siquiera un “me escribes cuando llegues”. Solo queríamos matar el silencio de un jueves por la noche. Un vino y ya. Nada más. Nada menos.
Y sin embargo, esa copa fue apenas el prólogo. La conversación fluyó como si lleváramos años contándonos cosas que no sabíamos que necesitaban ser dichas. Ninguno miró el reloj. Ninguno pensó en mañana. Estábamos ahí, dos desconocidos conociéndose con la torpeza de quien no quiere parecer demasiado interesado, pero tampoco indiferente.
La noche terminó tarde, o temprano, según se vea. Y aunque no hubo promesas, algo quedó en el aire.
Algo más que el aroma del vino y el eco de las risas compartidas. Tal vez fue eso lo que nos llevó al café dos días después. Luego a otro. Y a otro más.
Pasamos de un vino a dos cafés. Del azar a la costumbre. De hablarnos de nuestras películas favoritas a contarnos cómo se rompió nuestra última relación. De preguntas superficiales a silencios cómodos. De verte como alguien de paso a mirarte como alguien que, sin saber cómo, se volvió parte de mi rutina.
No fue un amor de película. No hubo fuegos artificiales ni escenas épicas. Pero hubo una conexión serena, casi silenciosa, que creció sin pedir permiso. Sin fechas marcadas, sin etiquetas. Solo la certeza de querer seguir compartiendo mañanas con olor a café y tardes que se nos hacen cortas.
Y así, lo que empezó con un vino, se volvió hábito.
Lo que parecía una noche más, se convirtió en más de un mes. Y en ese tiempo descubrimos que el amor no siempre irrumpe como un huracán. A veces se filtra como una brisa: suave, persistente, inevitable.
Hoy miro hacia atrás y sonrío. Porque no lo vi venir. Porque no buscaba nada y te encontré. Porque en un mundo que corre, tú fuiste pausa. Porque el vino se acabó, pero los cafés siguen. Y porque a veces, lo que empieza sin intención, termina siendo lo más verdadero.
Como verdadera es nuestra intención de que veas y te veas bien.
Debajo, en la cajita de suscripción, recibirás algo parecido a ésto todos los días.
¡Hasta la próxima!
0 comentarios